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En una pequeña celda del Centro Cultural Recoleta, que fuera antiguamente un asilo de los Padres Franciscanos Recoletos, al lado del antiguo cementerio de la Ciudad de Buenos Aires, Zegarra creó una misteriosa puesta en escena que se balancea entre lo abstracto y lo orgánico, una odisea entre vida, muerte y resurrección. Con una iluminación barroca, se destaca una geométrica tumba abierta adornada con un florero con una azucena. El lirio es una flor que no solo remite a la Virgen María, o a la Pascua cristiana, sino que de algún modo y heráldica mente representa a Francia. Graciela Taquini, Curadora y Artista.